Es bien sabido por todos que la compra y venta de seguidores, «retuits» y favoritos de Twitter es un fenómeno en auge, algo que en principio puede parecer no tan importante pero que realmente tiene muchas y variadas consecuencias negativas, entre ellas los denominados «ataques de seguidores» que han vuelto a ser sacados a la palestra por la publicación española «Genbeta» quien en las últimas horas ha sufrido uno en sus propias carnes.
«¿Y eso qué es?», os estaréis preguntando más de uno. Pues básicamente un «ataque de seguidores» consiste en lo siguiente: el chico/chicos malos de turno que controlan miles y miles de cuentas de usuarios de Twitter inflan el número de seguidores de la cuenta objetivo que toque por H o por B, lo que por un lado puede dejar muy tocada la reputación de esa cuenta (en general nadie se fía de un medio, empresa, etc. que compra seguidores para su cuenta de Twitter), y por el otro llegar a provocar que la red social del pajarito la cierre ya que sus normas prohíben aumentar artificialmente los seguidores.
Justo esto es lo que le ha ocurrido a Genbeta ahora, y a otros en meses pasados. En concreto han explicado que de la noche a la mañana han visto como el número de seguidores de su cuenta en Twitter pasó de unos 103.000 a más de 150.000 previas amenazas del atacante, un desconocido que opera una aplicación que en teoría le dice a los usuarios que le dan permisos cuánto vale su cuenta del servicio pero que realmente lo único que persigue es lograr el control de cuantas más cuentas mejor para luego twittear mensajes con ellas, venderlas como seguidores a terceros o lo que hemos visto, perpetrar «ataque de seguidores» contra alguien a petición de otro que paga por ello o por intereses propios (en el caso que nos ocupa el detonante del ataque parece ser un artículo de la publicación en el que denunciaban la práctica el cual no le gustó un pelo al atacante).
Ante lo expuesto, dos son las cuestiones obvias: qué está haciendo Twitter para combatir a las aplicaciones maliciosas, la pieza clave de todo el asunto ya que son la vía utilizada para lograr el control masivo de cuentas de usuario, y cómo tratan este tipo de casos. Y aquí es donde toca abordar lo inexplicable porque este tipo de aplicaciones siguen proliferando como hongos, de lo que se deduce que la compañía no ha implementado ninguna medida contra ellas o que las mismas son manifiestamente insuficientes, y porque pasan bastante de las víctimas.
Y es que cuentan desde Genbeta que contactar con Twitter para reportar «ataques de seguidores» no es nada fácil, y una vez que se consigue tampoco resulta demasiado efectivo porque aunque sí han eliminado parte de las cuentas comprometidas de sus seguidores, otras muchas no (en el momento de escribir estas líneas la publicación tiene en Twitter 131.000 seguidores, lo que significa que los seguidores siguen inflados en casi 30.000 cuentas). Es más, tan poco parece preocuparle el tema a la gente de Twitter que tras contactarles la publicación nuevamente por si querían dar su versión de los hechos en el artículo publicado por ellos sobre el caso, no recibieron respuesta alguna.
Llegados a este punto más de uno se preguntará por qué la inacción de Twitter ante las aplicaciones maliciosas y el mal servicio a los que sufren sus consecuencias negativas de una u otra forma. Pues a todas luces es inexplicable, porque aunque ciertamente estamos ante un problema cuya solución no es fácil, si continúan sin actuar de forma contundente ni fijar protocolos que mejoren la atención a los afectados, la bola puede seguir creciendo hasta que les cause problemas serios. Será interesante ver cómo afrontan el asunto en los próximos tiempos, esperemos que más pronto que tarde.
Fuente: ABC News.