El departamento de investigación de Microsoft experimenta con un dispositivo que, además de servir de teclado tradicional, reconoce los gestos.
El usuario medio de PC lleva décadas haciendo uso de la misma configuración: la CPU, el monitor, el ratón y el teclado. Pese al empuje de las tabletas y de las pantallas táctiles, parece claro que el uso del teclado para introducir datos en el ordenador sigue siendo imprescindible y, quizá por ello, este último dispositivo sea el que menos cambios ha experimentado a lo largo de la historia de los ordenadores personales.
Microsoft está dispuesta a cambiar esa tendencia. Su departamento de investigación se ha puestos manos a la obra y está trabajando en un teclado que, a primera vista, parece tradicional pero es capaz de recoger e interpretar los gestos de su usuario.
¿Cómo funciona? Creado por Stuart Taylor, Cem Keskin, Otmar Hilliges, Shahram Izadi y John Helmes, el teclado dispone de varios sensores infrarrojos integrados en una placa. Cada sensor se aloja en las intersecciones entre las teclas, de tal manera que puede rastrear y almacenar los movimientos que realiza el usuario al escribir en el teclado.
El resultado es que, al final, se trata de un teclado normal pero con funciones multitouch, como las pantallas táctiles. De momento, los de Redmond han colgado un vídeo que muestra algunas de sus funciones. A saber, mover la pantalla arriba, abajo, a la derecha y a la izquierda, así como pellizcar para ampliar e, incluso, la posibilidad de conducir un coche en un juego.
Las malas noticias es que de momento se trata tan solo de un prototipo que, de momento, no llegará al mercado. De hecho, Microsoft ya ha especificado que deberá mejorar su precisión, que se encuentra entre un 75,6% y un 89,9%, si quiere sacarlo al mercado.
No es el único intento por avanzar en el segmento de los teclados. Hace unos años, la firma rusa Lebedev Studio ideó un teclado llamado Optimus Maximus que colocaba en cada una de sus 113 teclas una micropantalla OLED. De esta manera, el usuario podía programar cada tecla con la función y el icono que quisiera. Era casi una obra de arte que costaba 1.256 euros. Pero es que la innovación es cara. Al final quedó como una anécdota.
Fuente: ABC News.